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Casablanca: el reino árabe de la luz

Si estás pensando en descubrir el continente africano, te proponemos que comiences por Casablanca, el destino con el aura cinematográfica más importante gracias al film protagonizado por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Pero la primera ciudad de Marruecos en número de habitantes ofrece mucho más. Su imagen moderna hace de ella el lugar más desarrollado del país aunque esconde tesoros preciosos de otras épocas y estrechamente vinculados a su propia cultura. A escasos kilómetros de España tienes un lugar que te está esperando… ¡Déjate sorprender!

Más de la mitad de la población de Marruecos vive en centros urbanos, siendo Casablanca la capital económica, industrial, financiera y el primer puerto del país. Con la ventaja, además, que éste cuenta con dos fachadas marítimas, una bañada por el Mediterráneo y otra por el Atlántico. Aunque la lengua oficial es el árabe, la mayor parte de la gente habla en francés e incluso te sorprenderás de la cantidad de personas que saben hablar en español.

Casablanca: una ciudad que hay que descubrir

En Casablanca la temperatura media es de 21º por lo que te recomendamos que llenes tu maleta con ropa ligera durante el día y algo más de abrigo para las noches. Ah, y por supuesto, recuerda que necesitas el pasaporte para entrar en el país. La capital de Marruecos se presenta el visitante como una gran urbe moderna, rica, con una monarquía constitucional y con diversas propuestas indispensables para visitar, como el Parque de la Liga Árabe, agradable zona verde; la Plaza Mohamed V, corazón de la ciudad, entre la antigua medina (rodeada de murallas del siglo XVI) y la ciudad moderna; Casablanca Art Déco, con varios edificios de este estilo, y el Palacio Real de Casablanca.

Pero, sin lugar a dudas, el lugar de mayor visitantes de Casablanca es la Gran Mezquita Hassan II, el monumento más representativos del siglo XX en el país. Para que te hagas una idea, dispone de una gran sala de oraciones para 25.000 fieles y una explanada capaz de albergar 80.000 personas, y su minarete es el más alto del mundo (200 metros) y en su cima tiene un rayo láser que marca la dirección de La Meca con un alcance de 30 kilómetros. En este edificio, la arquitectura tradicional marroquí se da la mano con la tecnología más sofisticada.

Su interior es ciertamente esplendoroso. Tras cruzar cualquiera de las 25 puertas de titanio y latón que tiene, podrás admirar un gigantesco techo de madera de cedro pintado sostenido por 76 pilares y donde destacan las maderas preciosas, los mármoles y las lámparas de cristal de Murano. El techo puede abrirse dejando que el cielo se refleje en el agua del estanque del patio. La Mezquita puede visitarse todos los días menos el viernes.

Las compras deben entrar en tu planning de viaje. En el Barrio de Habous, también llamado Medina Nueva, las pequeñas plazas y sus calles -algunas de ellas porticadas- están protagonizadas por animados comercios en los que se vende artesanía y productos típicos marroquíes. Los métodos de trabajo se han conservado desde tiempo inmemoriales, pasándose de padres a hijos y cada región tiene sus especialidades, destacando en Casablanca la marroquinería con cuero de la mejor calidad, las alfombras de Mediouna y las lámparas típicas en infinidad de diseños.

Recuerda que la moneda aquí es el Dirham (Dh) siendo la equivalencia 1 euros = 10 Dirhams, aproximadamente. Y ya sabrás que debes regatear los precios. Durante tu visita turística, ten presente que el acceso a las mezquitas y lugares sagrados está prohibido a los no musulmanes, salvo la Gran Mezquita Hassan II y si te ofrecen té a la menta -que lo hacen muy a menudo-, considéralo un símbolo de hospitalidad. Y cuando vayas a fotografiar personas, acostúmbrate a pedir permiso primero.

En cuanto al alojamiento, las opciones son muy diferentes dependiendo de la intención del viaje. Existen hoteles de la máxima categoría, así como clubs de vacaciones, residencias turísticas y hostales, además de albergues juveniles y una interesante oferta de camping caravaning cerca de las playas. Si, por otro lado, lo que quieres es vivir en primera persona en un auténtico palacio con personal de servicio, te has de decantar por los llamados riyadhs, villas y casas de huéspedes.

Y, por último, piensa que en Marruecos en general, las tradiciones y artes populares están muy presentes, siendo la música -mayormente instrumental- muy importante, ya que acompaña danzas y bailes folklóricos, siempre en un ambiente muy cálido gracias a la cuidada y tenue iluminación que, verás, te sorprenderá hasta en los rincones más insospechados.

Más información: www.visitmorocco.com

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